El Palacio Rosa
(Un hubiera de nuestro episodio de Coraline y La Puerta Secerta)
Capítulo 4
Nuestro nuevo hogar
Al terminar las presentaciones, las viejas Spinx y Forcible, nos dieron un recorrido por el piso del Palacio; primero nos llevaron a la enorme cocina, que contaba con una gran alacena y un anticuado refrigerador blanco, el cuadro era completado por una estufa con todo y su horno.
- Espero que disfrute cocinar Sra. Jones, este horno es perfecto para una buena cena o para hornear galletas y pastelillos para una joven en crecimiento. - Dijo Forcible y me volteo a ver con un gesto que no logré reconocer.
- No soy precisamente una muy buena cocinera Srta. Forcible. - Contesto mi madre.
- Pero, ¿cómo puede ser posible? - Comento Spinx, con un tono de reproche. - No te preocupes pequeña, siempre podrás contar con unas ricas galletas en nuestra cocina. - La señorita Spinx me otorgó una mirada cálida y tierna.
- Bueno, es que mi esposa y yo nos dividimos las tareas del hogar, - comentó mi padre intentando bajar un poco la tensión que se generó por ese comentario, - ella se ocupa de los deberes y yo soy el cocinero.
- ¡Vaya Miriam! ¡Nos encontramos frente de un gran Chef!
- Modesto cocinero, diría yo. - Dijo con humildad y vergüenza mi papá.
- No dudo que posea de unos grandes dotes gastronómicos Sr. Jones, pero es obligación de la señ...
- ¡Me encantaría que me mostraran mi habitación, señoritas! - Interrumpí para cambiar ell tema de conversación, que ya conocía el final que incluía malas palabras por parte de mi madre.
- ¡Oh! Caro que sí, pequeña. Deben de estar cansados por su viaje. - Dijo Spinx, cambiando su semblante y brindándome una sonrisa un poco perturbadora. En ese instante las confundí. Forcible había sido quien actuaba de manera misteriosa. - El descanso es muy importante para una jovencita tan hermosa.
- Continuemos April, por favor, por aquí señores Jones.
Salimos de la cocina y nos dirigimos nuevamente a la sala.
- Esa puerta dirige a un pequeño estudio, espero les sea muy cómodo para que realicen su trabajo. - Comenzó Spinx.
- Ahí encontrarán una hermosa biblioteca, el viejo Coronel era amante de los libros, además que pueden leer algunos de los guiones de nuestras obas. - Continuó Forcible.
- Espero que no.- Dije en voz baja, solo por el placer de llevar la contraria.
- ¿Que dijiste pequeña?
- ¡Eh! Que tengo mucho sueño y quiero llegar a mi habitación.
- No comas ansias pequeña, va a ser una enorme sorpresa. - Dijo Spinx. Aunque las palabras, ahora que las recuerdo, eran un poco misteriosas, la tranquilidad con la que las dijo nuestra anfitriona, me emocionaron, aunque no quise demostrarlo.
Nos dirigimos a un estrecho y lúgubre corredor, las paredes estaban llenas de viejos carteles de teatro, en todos se apreciaba que las actrices principales eran las dos propietarias de la casa. Nos detuvimos en la primera puerta.
- Esta es la recamara principal. - Comentó Spinx, mientras giraba la perilla y nos invitaba a pasar.
La recamara era gigante, había una anticuada cama en el centro con cuatro postes a las orillas que sostenían unas viejas y horribles cortinas de color rosa. En uno de los rincones de la habitación, como si de un centinela inmóvil se tratara, se encontraba un enorme ropero café y, para completar, había un tocador acompañado de un enorme espejo.
- Siéntanse en completa confianza de disponer de lo que hay en su habitación. - Adelantó Forcible, lúgubre. - Ese lecho es muy cómodo y confortable, tanto, que aunque alguien estuviera gritando al lado de su habitación, ustedes no podrían salir de su sueño.
Mis padres y yo nos dirigimos una mirada por lo incomodo y raro de ese comentario.
- Qué cosas dices Miriam, asustas a nuestros visitantes. - Reaccionó Spinx cuando se percató de nuestra incomodidad. - Bueno ahora vamos a ver tu habitación, pequeña. - Sentí como si la señorita Spinx fuera alguna abuela que no había conocido hasta ese día.
Salimos de la habitación de mis padres y nos dirigimos a la última puerta al fondo del pasillo. Antes de llegar a la que prometía ser mi habitación, note unas viejas escaleras que no llevaban a ningún sitio.
- ¿Y esas escaleras? - Pregunté.
- Esas escaleras te llevaban a la siguiente planta, solamente que las bloqueamos al separar los pisos del Palacio, para que otra persona pudiera habitar la planta alta.
- ¿Alguien vive en la planta alta? - Las últimas palabras las dije imitando un tanto la voz de la señorita Spinx.
- En este momento, está el viejo Bobinski, solamente que va y viene, en ocasiones se ausenta por largas temporadas, pero siempre regresa.- Comentó Spinx.
- Aunque es un poco excéntrico y raro, no te recomendaría hablar mucho con él, Caroline. - continuó Forcible.
- Es Coraline, señorita Forcible. - No pude evitar que se percibiera mi irritación.
- Bueno como sea, esta va a ser tu habitación, dijo Spinx mientras giraba la perilla de la puerta.
Cuando por fin vi mi cuarto, era extraordinario, tenia unos enormes ventanales y un pequeño ropero rosa, también tenía su propio tocador con un enorme espejo. La cama era pequeña pero se veía extremadamente cómoda.
- Esperamos que disfrutes esta habitación Caroline, a todos los jóvenes les ha encantado. - Ante las palabras de Forcible, la señorita Spix la volteó a ver con ojos inquisidores.
- ¿A todos los jóvenes, señorita Forcible?
Forcible volteo a ver a Spinx y se percató que había cometido un grave error.
- Si. - Adelantó Spinx. - Todos los jóvenes matrimonios, nunca se deciden si utilizar esta alcoba o la principal.
- Así es Caroline, a todos les encanta la vista. - Se atrevió Forcible a hablar.
- Bueno, espero les guste su nueva casa. - Termino Spinx, mientras jalaba del brazo a su compañera.
- Su casa es realmente hermosa señoritas - dijo mi madre.
- Sí, se ve realmente confortable y el contacto con el bosque es justamente lo que nos falta para terminar nuestro trabajo. - Comentó mi padre. Él nunca hablaba así, pero la elegancia exagerada de nuestras anfitrionas lo contagió.
- Recuerden que ahora, esta es su casa. Están en libertad de hacer lo que gusten y cualquier cosa que necesiten, no duden en buscarnos a nosotras o a Charlie.
- Bueno menos de 8:00 a 10:00 de la noche - interrumpió Forcible, - Es el tiempo de nuestro ritual de belleza.
- Espero en algún momento me puedan invitar. - Dijo mi madre en tono amable
- ¡No! - grito Spinx descompuesta por primera vez y se notaba un semblante extraño en su rostro.
La cara de Forcible palideció ante la expresión de su compañera, pero no dudo en completar el comentario de su co-estelar.
- No querida, tú no lo necesitas, es solamente una cosa de viejas. - Los papeles se habían invertido y eso me confundió bastante. - Bueno ya los estamos importunando, los dejamos para que terminen de instalarse.
No sé si mis padres los notaron, pero ese fue el primer momento que noté algo extraño en nuestras anfitrionas.
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